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El lavado de manos… y no el de Pilatos.

Hace unos días en el blog Genciencia, encontraba publicado un artículo que atrajo mi atención (como varios que ahí se publican y de lo que ya hablé en la borla del ombligo), el artículo se titula ¿Por que los médicos no se lavan lo suficiente las manos? y se encuentra dividida en dos entregas.

Pues bien, esta publicación surgió a partir de un estudio realizado en el Cedars-Sinaí de Los Ángeles, California, en donde se encontró que entre otras cosas que llevan al médico a cometer esta falta grave (no podemos restarle importancia) de cuidado, poniendo en riesgo no solo al paciente, sino también al resto del personal de salud y a él mismo, puede estar ocasionada por diversos factores, como son, en primer lugar el ego del mismo galeno, en donde por arrogancia piensa que él no es un foco de contaminación, olvidando con ello los trabajos de diversos infectólogos, epidemiólogos, etc. posterior a los descubrimientos de Semmelweis; inclusive puedo señalar que en ocasiones es apatía, falta de interés y de consciencia del médico.

Pero hay factores interesantes que se logran de esta publicación, se encontraron puntos que son atribuíbles a las instituciones y no lo hago con un afán de crítica destructiva, sino para crear consciencia, muchas veces los hospitales, clínicas y centros de salud no cuentan con un lavabo accesible para al área de exploración, ya ni que decir de lugares «adaptados» como consultorio, tal es el caso de muchas casas en la práctica privada. En otros casos, el lavabo existe, pero no hay los insumos para hacer uso de él, falta el jabón, el papel secante o en otros casos las llaves no funcionan, los sistemas de apertura del agua son incorrectos (forzan al personal a contaminarse nuevamente al cerrar); sino es que es, como en muchas ocasiones sucede, la suma de todos estos factores: lavabo inaccesible, en mal estado, inapropiado y sin insumos.

Otro hallazgo importante fue demostrar que cantidad no es igual a calidad. Hacía un análisis en la segunda parte del artículo, cuando contestaba algunos comentarios de los lectores, el forzar a que el médico vea un promedio de 40 pacientes en 8 horas (cuando bien va), recae en que por cada paciente se tengan 12 minutos, de los cuales si utilizamos la técnica apropiada de limpieza de manos, le restemos a la consulta al menos 5 minutos, menos el tiempo que el paciente tarde en llegar de la sala de espera al consultorio (un adulto mayor o una persona con discapacidad tardarán más), el saludo (ya por muchos obviado), el  tiempo del interrogatorio, la exploración, realizar la nota y expedir la receta ¿en 12 minutos? Por eso muchas veces el médico obvia el paso fundamental de la higiene lo que resulta sumamente paradójico ¿no lo creen?