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Arañas sensibles

Publicado inicialmente en La Jornada Aguascalientes

Mi vecina del jardín

El pasado fin de semana estuve arreglando el jardín y me topé con varios vecinos habitando en él, quien más me sorprendió fue una intrépida araña de colorido exosqueleto, la cual había tejido en una noche una tela de casi 2 metros de diámetro entre la buganvilia y el durazno. Si uno la veía de lojos bien parecía estar suspendida en el aire, solo hasta que me acerqué a ella pude ver los pequeños hilos de los que estaba sostenida.

Me sorprendía la paciencia en que esperaba que algún insecto se estrellara contra la trampa que había construido. Ese sábado no obtuvo ninguna presa y por el contrario su obra arquitectónica fue destrozada por el aspersor cuando llegó la hora de regar, lo asombroso fue ver que al día siguiente por la mañana la telaraña estaba nuevamente levantada, inclusive aún mayor.

Llamó tanto mi atención que me puse a leer un poco sobre estos curiosos arácnidos y me encontré algunos detalles que me gustaría compartir:

Un estudio publicado en el Journal of the Royal Interface reportan que las arañas tienen una asombrosa capacidad para detectar vibraciones, únicamente superadas por las cucarachas. Cuando tienen hambre son capaces de detectar los movimientos de la zona más tranquila y los cambios en el flujo de aire. Y es que el cuerpo de los arácnidos está diseñado para detectar cualquier cosa o persona que pudiera cruzarse en su camino.

Según comenta el coautor del artículo, Friedrich Barth, el exoesqueleto de las arañas tiene más de 3,000 sensores de presión integrados en muchos lugares diferentes, aunque la mayoría se encuentra en las patas y órganos compuestos como los receptores de vibración localizados cerca de las articulaciones de las patas.

Bath, junto con Schaber son neurobiólogos de la Universidad de Viena (Austria) y trabajan con Stanislav Gob de la Universidad de Kiel (Alemania). Ellos utilizan un sistema llamado interferometría de luz blanca, en ella por primera vez lograron realizar una medición cuantitativa de la micromecánica sofisticada de las arañas. Este proceso combina las ondas de luz en un instrumento óptico permitiendo realizar mediciones muy precisas de las pequeñas cosas, como la fuerza de un sensor de presión en los arácnidos.

Y es que había que realizar una tecnología especial porque los sensores de presión en las arañas consisten en pequeñas aperturas de los órganos que reciben información sobre los movimientos locales. Los investigadores encontraron que la sensibilidad estaba basado en nanoescalas y que diminuye a medida que se acorta la longitud de la hendidura.

Para este estudio utilizaron a la Cupiennius salei, una especie de araña que al contrario de la que inspiró este reportaje no construye telarañas, sino que espera durante la noche a que pase su presa, en cuanto se acerca ataca. De todos modos, ya sea como la Cupiennius o como muestra “musa”, las vibracines que reciben dentro de un rango de oscilaciones.

Así se llegó a la conclusión de que son capaces de detectar la presencia de un humano u otro animal y a menos que nuestro patrón de movimientos no se parezcan a los de una presa muy probablemente la araña no atacará. Gracias a este sistema para ajustar la información sensorial se ahorran cientos de búsquedas infructuosas.

Pero esa no es la única curiosidad que quería compartirles sobre estos arácnidos. El biólogo George Uetz de la Universidad de Cincinnati y su colega Gordon Shira encontraron que ciertas especies de arañas cuando se encuentran en ánimo de pariamente utilizan una especie de tamborileo, generalmente en la hojarasca para atraer a sus parejas.

Así pues se necesita de la aguda percepción sensorial de la araña para detectar los movimientos en el medio ambiente. Pero si por alguna razón la araña no pudiera “sentir”, también es capaz e ver, oler y usar su sentido del gusto. “Tienen una visión sensible a bajos niveles de luz, pero con una baja resolución” Al mismo tiempo tienen sensores químicos capaces de percibir olores denominados pedipalpos, y están localizados en las antenas, utilizado para detectar las feromonas de las arañas hembras que son liberados para atraer a su macho.

Estas investigaciones no solo nos enseñan más de las arañas, sino también ayudan a conducir la mejora de sensores bio-inspirados para su uso en aplicaciones médicas, industriales y militares.

Bueno pues los dejo para que se den una vuelta por su jardín, el balcón del trabajo o el parque más cercano y contemplen a estos asombrosos animales que por lo general nos causan repulsión y resultan ser tan interesantes.

Fuente: ABC Science