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¿Cuándo somos viejos?

Foto por Roberto Sánchez

Tal y como lo comenta el Dr. O’Neill en el Blog del BMJ, resulta muy frecuente que se nos plantee, o inclusive nos hagamos a nosotros mismos la pregunta ¿cuándo empezamos a ser viejos?

Podemos encontrar muy distintas respuestas, todo depende de qué matiz queramos tomar en el momento en que la planteamos, es por ello que el autor sugiere realizar la contra-pregunta, ¿para qué o por qué quieres saberlo? Y es que es muy distinto contestarle a alguien que busca la respuesta, ya sea por cuestiones médicas o gubernamentales, en donde el la definición de vejez cual varía entre países, para México es a partir de los 60 años, pero en Europa ya hay países que lo toman desde los 70 e inclusive más. O bien, cuando se busca empleo, parece ser que las empresas consideran viejo a quien tiene 40 años a veces hasta menos. Podemos también evaluar el término de envejecimiento desde un aspecto biomolecular, si lo vemos así, todo ser vivo, incluído el hombre por su puesto, envejece desde la fecundación misma. Existen cambios físicos y bioquímicos en los organismos conforme pasa el tiempo, que nos permiten adaptarnos al ambiente que nos rodea. Algunos de estos cambios afectan en momentos distintos a diferentes órganos y sistemas, conllevando con ello, que existan enfermedades distintas en la niñez, la juventud, la edad adulta y la vejez. Pero la vejez también tiene aspectos como lo mencionaba anteriormente, sociales y psicológicos, lo que hace muy difícil precisar un instante en el que podamos catalogar a alguien como viejo, senecto, adulto mayor, o un largo etc.

La Ciencia a través de la Medicina a logrado prolongar cada vez más la vida de los seres humanos, mejorando su estado de salud física, a través de diferentes estrategias, un ejemplo notable es el cambio en la mortalidad surgida después de la aparición de los antibióticos, todo ello ha venido seguido de un cambio sociodemográfico, en donde la población se vuelve cada vez más vieja, ya que en conjunto con las estrategias de mejora de la salud, vinieron las del control de la natalidad. El problema ahora radica en que ya logramos vivir más, pero a costa ¿de qué?. Varios países se plantean y acuden cada vez más a postergar las edades de retiro, ejemplos los tenemos en México y más recientemente en Francia, no estoy para analizar ahorita las políticas económicas que lleva de transfondo, pero lo cierto es que al envejecer la población, cada vez se hace más difícil sostenerla.

Ni siquiera los países más avanzados se han preparado adecuadamente para este fenómeno, los ancianos se enferman diferente a los adultos jóvenes o a los niños, sus problemas radican en situaciones muy distintas. Tal vez, es cierto, la Medicina a logrado contrarrestar algunos de estos problemas, pero, basados en la definción de salud que aparece en la Constitución de la OMS desde 1946, no hemos alcanzado la salud plena de la población mayor, y es que dicha Organización define a la salud como «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Se han acabado las épocas en que los ancianos eran los líderes, los guías y por ende el centro de atención de la comunidad, hoy ya no hay senados como los romanos los conocían, ni se les dá el lugar que las culturas prehispánicas les otorgaban en sus comunidades, por el contrario, son objeto de olvido, tanto por las autoridades como, inclusive, por sus propias familias.

Viene a mi memoria la frase «la edad está en la mente y no en el cuerpo», pues bien, es cierto, ¿cuántos no se sienten viejos a edades, llamémoslas, tempranas? En cambio no es extraño encontrar en los parques, personas de la tercera edad haciendo ejercicio o trabajando aún, inclusive a pesar de tener un seguro de retiro, esto porque la salud física se los permite y emocionalmente se mantienen activos y con sentimiento de utilidad. Lo que es una realidad ahora, es que debemos prepararnos desde jóvenes para este momento, ya sea que lo veamos desde el aspecto físico, psicológico o social, hablando de este último, creo que falta mucho por hacer, pareciese que los programas de atención al anciano son una mera campaña política, son utilizados por los candidatos y los partidos como un medio para lograr más votos (cada vez más, se conviertene el sector con mayor peso electoral) pero una vez alcanzado el poder, los gobernantes se olvidan del sector. Vámos más allá, nosotros mismos poco hacemos para mejorar el ambiente para los ancianos, sin darnos cuenta de que todos estamos destinados a llegar a ese punto (si no nos topamos con la muerte antes).

En realidad no pretendo copiar el artículo del Dr. O’Neill así que los invito a leerlo, algo de la temática fue tocada en esta entrega aquí, pero él hace una interesante comparativa con la música y autores como Strauss y Mozart, así que vale la pena echarle un vistazo.