Tal pareciese que en los últimos días los blogs de Ciencia y Medicina nos centraramos en atacar a las publicaciones cientificas y médicas de renombre. En realidad no creo que el asunto vaya por ahí, en lo personal creo que la publicación de artículos de investigación es un deber entre los que nos dedicamos a cualquier rama del conocimiento científico. Lo que considero también una obligación es que los datos estén apegados a la verdad, así sea que la investigación confirme o no nuestra hipótesis o que tengan o no un beneficio (casi siempre económico) para el autor. No quiero pensar que las revistas actuaron de mala fe, sino que fueron burladas por los autores de los artículos amañados.
Hoy me centraré en el tema del día en las redes científicas y médicas, hablo del movimiento antivacunas encabezado por el «médico» inglés Andrew Wakefield quien en 1998 publicó en la revista The Lancet un estudio donde, según él, demostraba que la vacuna triple viral (Sarampión, Paperas y Rubeola) está relacionada con el autismo. El estudio (como varios de los que al final resultan estafas) tuvo un alto impacto mediático, provocando que cientos de padres se negaran a vacunar a sus hijos.
Tras 2 años de pesquisas, en que se han encontrado comportamientos fraudulentos del médico inglés, tanto en Gran Bretaña como en los Estados Unidos, el Comité Médico General (GMC) británico ha concluido que al realizar este estudio, actuó de manera «deshonesta e irresponsable», «mostró un cruel desprecio» por el sufrimiento de los niños y jóvenes al someterles a pruebas innecesarias, «abusó de su posición de confianza» y provoco el descrédito de la profesión médica. Como señala Luis Alfonso Gámez en su blog el Comité «no entra a juzgar si sus conclusiones fueron acertadas -extremo que ya ha sido desmontado en otras investigaciones».
Para empezar el estudio de Wakefield esta basado únicamente en 12 niños (muestra que para la prevalencia de autismo es por demás insuficiente), de ellos él señala encontrar que 9 presentan autismo, cuando según la revista BMJ mintió y que únicamente uno de los pacientes contaba con el diagnóstico, para ello esta otra prestigiosa publicacion británica publicará una serie de artículos que pretenden desmoronar el maquiavélico fraude antivacunas. Citando nuevamente a Luis Alfonso Gámez «El grupo de sabios (GMC) destaca que el médico no sólo carecía de cualificación necesaria para hacer el estudio, sino que además nunca obtuvo autorización del comité de ética del centro donde trabaja. Diez de los coautores del artículo original se retractaron en el 2004 y la revista The Lancet acabó por poner en duda sus conclusiones»
Following the judgment of the UK General Medical Council’s Fitness to Practise Panel on Jan 28, 2010, it has become clear that several elements of the 1998 paper by Wakefield et al1 are incorrect, contrary to the findings of an earlier investigation.2 In particular, the claims in the original paper that children were “consecutively referred” and that investigations were “approved” by the local ethics committee have been proven to be false. Therefore we fully retract this paper from the published record.
Fuente: The Lancet 2010;375(9713):445 DOI: 10.1016/S0140- 6736(10)60175-4 PMID: 20137807
Para el colmo, se ha descubierto que los pacientes fueron seleccionados de entre familias relacionados a grupos y asociaciones antivacunas, y aparentemente auspiciado por abogados que pretendían demandar a farmaceúticas fabricantes de vacunas, según señala ‘Irreductible’ en Amazings.es.
El mismo ‘Irreductible’ señala algo que me resulta interesante, en casi todos estos casos de fraude con implicaciones masivas, el común denominador es la negación, resulta imposible debatir con los seguidores de una posición como el movimiento antivacunas, no les interesa el rigor científico de la investigación, simplemente actúan bajo el velo de la fe, incapaces de cuestionar a su gran líder, a lo qué me surge la pregunta, ¿qué diferencia hay entre los que se niegan a vacunar a sus hijos y los suicidas de Jonestown en 1978 entre muchos otros? Desde la implementación de la vacuna en el mundo, se ha reducido en forma importante (casí un 95% en forma general) la incidencia de casos y con ello la mortalidad.
Ya hemos mencionado que todos somos víctimas del fraude y que la Ciencia no es la excepción, mi pregunta es ¿qué están haciendo las publicaciones científicas que tantos casos y tan graves se están filtrando? Digo, hay que saber muy poco de metodología de la investigación para saber que un estudio de la índole que pretendía Wakefield, requeriría de una muestra mayor para ser estadísticamente sustentable, es más si yo quisiera demostrar su misma hipótesis basta con estudiar a los pacientes con autismo, estoy seguro que una inmensa mayoría estará vacunado sí, así como también un amplio grupo de personas que no la tienen y maquillarlo, como lo hizo el autor según investigaciones de Brian Deear (periodista que se ha encargado de seguir y desenmascarar a Wakefield), pero al menos el fraude pudo haber sido un poco más elaborado. La verdad es que me sorprende que se haya escapado del análisis lógico y sencillo de un Comité de Investigación y Editorial como el The Lancet, tan difícil me es de creer, que se presta para pensar que hubo algún implicado en el fraude.