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El médico y el paciente

El M. en C. Rafael Urzúa Macías hablando con los alumnos de la U. Cuauhtémoc tras la firma del acuerdo. (Imagen COESAMED)

Publicado previamente en La Jornada Aguascalientes

En los últimos años hemos visto como se han incrementado el número de demandas ejercidas por los pacientes hacia sus médicos. Esto puede responder a varios factores. Como galeno sé que en muchas ocasiones lo atribuimos a que el paciente, orientado tal vez por un avaricioso abogado decide demandar al doctor que lo trató con tal de obtener un beneficio económico. Si bien en ocasiones esto sucede, la realidad es que afortunadamente son pocos los casos.

Sin duda la causal número uno de demandas es una mala relación médico-paciente, la mayoría de las veces se trata de un error en la comunicación, ya sea porque el paciente no conocía bien su padecimiento, los efectos adversos de un tratamiento o las posibles complicaciones de una intervención. De igual forma muchas veces simplemente por que el médico no causó la suficiente confianza en la persona a quien atendió.

Es cierto que no somos monedita de oro para caerle bien a todos, pero sin duda alguna la falta de una empatía óptima no es excusa para tener una adecuada relación del médico con el paciente y viceversa. Esto es algo que les insisto mucho a mis alumnos, no siempre (de hecho en la mayoría de las ocasiones no es así) trabajarás con pura gente que te caiga bien, pero no solo me refiero a los colegas, sino que también hablo de los pacientes.

Existen tantos tipos de personas como seres humanos existimos en este mundo, sin lugar a dudas muchos de nosotros no seremos compatibles, pero como médicos hemos elegido ejercer una carrera en donde nuestro campo de trabajo son seres humanos, al menos así sucede en la mayoría de las ocasiones cuando el médico se desarrolla en la clínica, pero por muy aislado que se encuentre en un laboratorio deberá realizar contacto humano. Ahí es cuando entra la necesidad de la comunicación, si deseamos lograr nuestro objetivo deberemos tener un adecuado trato con los demás, entiéndase colegas y por su puesto el paciente.

Ya lo comentaba en una ocasión previa (La Jornada Ags 03/03/12), aunque el Dr. House trate a sus pacientes sin verlos no deja de ser una serie televisiva, pero aún en ella son muchos los personajes que lo critican y si observamos a detalle, por lo general llegan al diagnóstico cuando ponen atención a algo que dijo el paciente o que se relacionó con él y que sin lugar a dudas hubiese sido más rápido si estuvieran más cercanos al enfermo.

Regresemos a la vida real, hemos analizado ya los factores que por parte del médico pudieran llevar al fracaso ya sea de una terapia o simplemente de una relación entre dos personas, pero nos falta uno de los componentes. No podemos hacer a un lado al (la) paciente, él (ella) es sin lugar a dudas el eje central sobre el cual gira la consulta, es el portador o la portadora de una enfermedad o al menos de un signo o síntoma que lo aqueja, pero también será el o la responsable del cuidado de su salud.

Cada vez son más los profesionales de la salud que optamos por empoderar a nuestros pacientes en el autocuidado, hacerlos responsables de sí mismos, ni el médico, ni el odontólogo o la enfermera podrán tomarse por el paciente el medicamento, o realizar los ejercicios prescritos. El nutriólogo no podrá comer o dejar de hacerlo por el enfermo, será este último quien tendrá que velar por su salud y es aquí, cuando se tiene una baja adherencia a los tratamientos que no se tiene el éxito esperado para la cura de una enfermedad en muchas de las ocasiones.

En realidad son tanto el galeno como el enfermo quienes han fallado en su comunicación. No podemos culpar a una de las dos partes o responsabilizarla del fracaso de una intervención, etc. Es ahí cuando instituciones como la COESAMED (Comisión Estatal de Arbitraje Médico para el Estado de Aguascalientes) y la CONAMED (Comisión Nacional de Arbitraje Médico) juegan un papel fundamental en limar asperezas y llevar a mejor cauce los malos entendidos.

Es por ello que me da mucho gusto ver que la Comisión Estatal ha establecido vínculos con la Universidad Cuauhtémoc Plantel Aguascalientes (UCA) para fortalecer la formación de los alumnos. Creo de vital importancia que los estudiantes empiecen a entender desde las aulas las implicaciones que un adecuado comportamiento y apego a las normas legales puede protegerlos de posibles malos entendidos, pero sobre todo la importancia de una adecuada relación con sus pacientes y por su puesto con sus compañeros de trabajo.

El pasado 22 de marzo, en las instalaciones de la UCA, el rector Juan Camilo Mesa Jaramillo recibió al Comisionado Estatal de Arbitraje Médico, el M. en C. Rafael Urzúa Macías para firmar un convenio entre ambas instituciones, en el se refuerza la organización, seguimiento y organización de cursos, talleres y seminarios, con la participación de los estudiantes, personal académico y docente. Además de la cooperación de ambas partes en el intercambio del acervo bibliográfico y de la infraestructura.

A mí me hubiera encantado tener en mi época como estudiante la oportunidad de conocer un poco más acerca de estas instituciones, que en muchos casos  por mala información han sido satanizadas, tanto por los médicos como por los pacientes. Fundamentalmente se trata de instituciones que buscan conciliar, sin llegar a las instancias judiciales, puesto que recordemos como decía en líneas previas, muchas veces son simplemente errores de comunicación que se solucionan haciendo eso, hablando.

Me da gusto ver como instituciones jóvenes como la Universidad Cuauhtémoc en donde se desarrollan varias carreras y maestrías relacionadas con la salud (Medicina, Kinesiología, Nutrición y Odontología, entre otras), vela por que sus alumnos conozcan y mejoren día a día sus aptitudes para su desempeño a nivel profesional. Es cierto, queda mucho por hacer, pero el primer paso está dado, ahora dependerá de nosotros, catedráticos y alumnos continuar mejorándolo.