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El monstruo pentápodo

Hoy me encuentro sin habla. Liliana Blum ha logrado quitarme la voz. Llevo unos cuantos días sin poder escribir mi reseña de su libro: El monstruo pentápodo.

Los humanos son animales de hábito. Confiados como las gallinas antes de que las degüellen.

El monstruo se encuentra a la vuelta de la esquina

No creo poder hablar mucho al respecto, y no es que se trate de un mal libro, por el contrario. Está tan bien escrito que da miedo. Ya he dicho en ocasiones previas que los libros que realmente causan terror son aquellos en los que se refleja la realidad en forma cruda. Eso logra la escritora en cada página del libro. Es un tema que a mí me robó la fe.

Desde que hace un par de años, cuando retomé Lolita de Nabokov, han llegado a mi mesa de noche, sin siquiera planearlo, diversos libros que tocan la temática misma temática. Algunos citados, de hecho, por Liliana Blum. Tal es el caso de El coleccionista, de John Fowles o La gente en los árboles, de Hanya Yanagihara (próximamente una reseña de este último). Pero ninguno de estos refleja la crudeza del tema de la pedofilia y la mentalidad del sociópata como lo logra hacer la escritora en El monstruo pentápodo. Y miren que Fowles hace un trabajo magistral.

Pero se me ocurre algo que podemos hacer… —Ella levantó la mirada. ¿Qué era eso allí dentro de sus ojitos? ¿Esperanza? Al parecer a esa edad los seres humanos perdonan y olvidan, como los perros golpeados a los que se les vuelve a ganar con un trozo de carne. Un adulto se quiebra por dentro, se llena de rencor, o se deja morir, pero esa criatura reaccionaba con un brillo en los ojos que delataba la ilusión que la carta le producía—. ¿Sabes al menos escribir tu nombre?

Quizás lo más doloroso sea que se desarrolla en Durango, México. Que sea un tema que vivimos de cerca, día a día, en este país. Que la violencia contra la mujer, que también se refleja en este libro, sea un tema casi cotidiano. Es por ello que este libro causa terror, porque puedes imaginar esas escenas no en un mundo de fantasía, sino en la casa frente a la tuya. El monstruo está junto a ti.

El poder de la manipulación

Tal como sucede con Humbert Humbert en Lolita, Raymundo Betancourt pretende hacernos creer, por momentos, que él es la víctima de una niña seductora. Pero a diferencia de la novela de Nabokov, esos períodos son cortos. El personaje es bastante consciente de que lo que hace no está bien.

Encima, con la personalidad cautivadora y manipuladora de un sociópata, logra enredar emocionalmente a alguien más, aprovechándose de su condición física, para hacer que se convierta en su cómplice. Dejando a la luz su egocentrismo y la incapacidad por sentir empatía.

Mi novio, el amor de mi vida, era un pedófilo que tenía a una niña secuestrada en el sótano de la casa en donde yo vivía con él. Ahora sé que hay cosas tan espeluznantes que no se pueden comprender en el momento en que suceden.

Sin lugar a dudas Liliana Blum logra tocar una fibra sensible y muy dolorosa. Tristemente totalmente contemporánea y muy cercana. No es exclusiva de un país, ni de un idioma, así que bien puede ser leído por cualquiera aunque se encuentre ambientado en México. El monstruo está en todas partes.

Pueden encontrar el libro aquí.