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El silbido de Irene Vallejo

Al menos para mí, aunque estoy convencido que para muchos de este lado del charco (el Atlántico), Irene Vallejo fue un gran descubrimiento gracias a su libro: El infinito en un junco. Un libro del que no sé por qué sigo teniendo pendiente escribir, aunque lo he citado infinidad de veces, tanto en mi extinta cuenta de Twitter, como en mi más reciente cuenta de Mastodon. Incluso la cité para hablar de la fuerza de la mujer en un artículo en LJA.mx, etc.

Siempre he creído que el destino lo forjamos nosotros mismos —dice Elisa— y que podemos cambiarlo. Si no, seríamos poco más que un puñado de ceniza o un montón de plumas que el viento lleva en la dirección de su soplo.

Irene Vallejo

Pero no, Irene Vallejo no es un producto de la casualidad, ni un one hit wonder, si aplicamos ese fenómeno de la música a los escritores. A quienes empezamos a leerla con su ensayo sobre la historia de los libros nos quedó claro que es una experta en letras clásicas. Ya si uno es curioso puede encontrar su biografía (aquí por ejemplo) descubriremos es doctora en Filología Clásica.

Pues bien, todo esta introducción para hablar de su libro El Silbido del Arquero.

Un sueño guajiro

No sé si sea correcto hablar de la autora refiriéndome a ella sólo por su nombre, pero es que uno logra sentirla tan cercana a través de sus letras. Además, si han tenido oportunidad de relacionarse con ella, aunque sea por redes sociales, se darán cuenta de que es una persona sumamente sencilla (además de mi edad).

Cuando callan las armas y la palabra despliega su fuerza, el poder necesita rodearse de hombres que sepan contar historias

Irene Vallejo

Pero bueno, lo que es un hecho es que Irene Vallejo tiene una facilidad para hacer sencillo lo que para muchos es complicado. Es el sueño guajiro de muchos profesores y, desde luego, de sus alumnos. La autora tiene la capacidad de adentrarnos en el mundo de los clásicos o de la historia o de ambos, sin que nos demos cuenta.

Como Eros, personaje de su libro, va cautivándonos con sus encantos. Sabe escoger las palabras y el ritmo para que no soltemos su libro, ya sea una novela, como la que nos atañe, o un ensayo, como El infinito en un junco o Manifiesto por la lectura.

Dice Irene Vallejo en su libro: «Cuando callan las armas y la palabra despliega su fuerza, el poder necesita rodearse de hombres que sepan contar la historia». Afortunadamente ya no se trata de una cuestión de género, como lo narra la misma autora en El infinito en un junco. Ella es el ejemplo de que las mujeres saben contar historias y, por fortuna, no son «incentivadas por el poder».

Nosotros [los dioses], desgraciadamente, no tenemos nada parecido. Desde luego, el arte de contar historias es algo que no hemos enseñado a los humanos, lo han aprendido solos, y su inventiva es deslumbrante.

Irene Vallejo

El silbido del arquero

El libro es una bellísima introducción a La Eneida, de Virgilio. Es sin duda una buena forma de adentrarse en esta otra epopeya.

Nos encontramos ante una novela escrita a cinco voces: Eneas, el héroe de la guerra de Troya que, tras ver su ciudad devastada por los griegos, emprende un viaje para fundar Roma. En este viaje naufraga en las costas de Cartago, donde conoce a la la reina Elisa.

El pasado siempre extiende sus alas sobre el presente. En el fondo, el único perseguidor es siempre el pasado.

Irene Vallejo

Elisa, junto con su hermana Ana, huyeron de Tiro ante el peligro de que su hermano las matara. Así fundan Cartago, siendo Elisa la primera reina, mientras que Ana es considerada una diosa entre los romanos. Ambas son también voces importantes en esta novela.

Por otro lado tenemos a Eros, quizás mi personaje favorito en esta novela, quien junto con Ana, jugará un papel importante para que Elisa y Eneas se enamoren y gobiernen Cartago juntos.

Por último, y no por ello menos importante, en el libro aparece Virgilio, a quien debemos el conocer esta historia.

No, no es una novela romántica con un final rosa, es una historia de amor, de infortunio, de guerras, de éxodos y de desamor. Es el comienzo de la fundación de dos naciones que después se convertirán en rivales y protagonizarán tres contiendas históricas, las Guerras Púnicas. Es un mito histórico, sí, pero hecho novela, una novela que cautiva.

Me parece asombroso, ahora que lo pienso, cuántos humanos mueren, generación tras generación, creyendo erróneamente que han fracasado. Imagino que se debe a la fugacidad de sus vidas, a su falta de perspectiva. Nosotros los dioses sabemos que muchas semillas germinan cuando sus plantadores ya no viven para verlas crecer. Los individuos mueren y, sin embargo, la muerte no se alza vencedora.

Irene Vallejo

En resumen

No me queda más que recomendar la lectura de este libro, así como de cualquier libro de Irene Vallejo y, de paso, sus columnas en El País, y en el Heraldo de Aragón (pueden leerlas en Milenio).

Agradezco también a mi madrina que me compartiera El infinito en un junco y que después me consiguiera una versión autografiada por Irene Vallejo. A eso agreguen que, el sábado, participaré en una lectura conjunta con ella, organizada por Nenamounstro y OscarBooker.

Mi sueño: Que hubiese un El infinito en papel, y pudiéramos aprender de la literatura en oriente. Mal que bien hoy leemos en papel, que se lo debemos a los chinos, o en dispositivos, que son hechos en China.