No puedo dejar pasar por alto la euforia causada por las Olimpiadas y en particular por algunos deportistas mexicanos que se han ido destacando. Pero parece que no soy la única víctima de esta moda porque son varios los medios dedicados a la Ciencia y a la Medicina que también tocan el tema, particularmente en como el deporte se ha visto influenciado por los avances técnicos y médicos.
Este año parece ser bueno para México, al menos hasta el momento en que escribo estas líneas, en donde ya se tienen 3 medallas de plata y una de bronce, particularmente destaca la participación de la mujer, pero ¿por qué es que en tantas ocasiones los mexicanos no logramos brillar, incluso en aquellas disciplinas donde se supone destacamos?
Me gustaría arrancar este análisis con mi propia opinión, lejos de una competencia entre deportistas o entre países, lo cual me resulta paradójico en un evento que se supone busca borrar fronteras y resentimientos, creo que el deportista que busque destacar, deberán ante todo luchar por superarse a sí mismo. Cuando fijamos metas en base a los demás y no a nosotros mismos estamos destinados a fallar tarde o temprano y como país es lo que nos sucede, jugamos “contra” Estados Unidos, le “ganamos” a “x” competidor, etc. o en contraparte “los mexicanos somos maletas”, “nos ganaron”, “perdimos contra…”.
Pero vayamos a algo que parece ser un tema de moda y aún más en nuestro país cuando tras la derrota de México en arquería por equipos el técnico nacional, el surcoreano Lee Wong, señalaba que la derrota se había debido a la falta de concentración y el miedo escénico. ¿Es válido utilizar este motivo para explicar los resultados?
Definitivamente sí, o al menos eso nos deja ver un artículo publicado en Scientific American el pasado 01 de Agosto. Como ya es costumbre, sabemos que con los equipos olímpicos en muchas ocasiones viajan psicólogos, ahora llamados “entrenadores mentales”, pero ¿cuál es el motivo de su presencia en el equipo?
En primer lugar ayudarán a vencer toda una serie de tabúes que puedan existir, como el clásico “los mexicanos nacimos para perder”, “huy no, te toca competir contra los chinos, seguro pierdes”, etc., etc. Para esto utilizan una técnica de entrenamiento que ya es por muchos bien conocida o al menos oída, la visualización.
Es importante que el deportista se reconozca a sí mismo como un triunfador, que se vea cumpliendo su objetivo, que denote que es capaz de lograrlo y es que si ahora está frente a este reto, si se encuentra en las Olimpiadas es precisamente porque venció muchos obstáculos, incluyendo la pereza, el ocio, etc. y continuando sus entrenamientos. Otra técnica relacionada es la automotivación, muchos atletas a nivel mundial hablan consigno mismos y “se echan porras” previo a realizar la prueba.
Hoy en día los psicólogos deportivos que enseñan estas técnicas a los atletas tienen ya un sustento más científico, han ido perfeccionando técnicas gracias a estudios, donde ya no solo entrenan al deportista, sino también incluyen a los entrenadores y sus familias, procurando un entorno completo de grupo, cuidadosamente construido y a una dinámica interpersonal. Y es que incluso un atleta en el más individual de los deportes, forma parte de una madeja de relaciones: entrenador-familia-amigos, hasta los administradores del equipo.
Los deportistas de elite se caracterizan por tener un gran temple, con la capacidad de minimizar las presiones y las concentraciones si lo comparamos con un “ciudadano de a pie” como lo soy yo.
Para Daniel Gould, profesor de Psicología aplicada en el deporte, en la Universidad Estatal de Michigan, en los últimos 10 a 15 años se ha avanzado mucho en la manera de orientar al deportista y estos lo han visto reflejado en sus resultados.
Cuando un atleta llega a niveles medio y superior, por ejemplo torneos nacionales e inclusive pequeñas justas internacionales, el entregador juega un papel muy importante como capitán de un equipo más complejo, como son el deportista, los nutriólogos, entrenadores de fuerza, enlaces con medios y psicólogos, es por ello que si estos últimos quieren impactar en el trabajo del jugador deberán fijarse antes que nada en el entrenador.
Pero a nivel profesional u olímpico, los entrenadores están aún más en el ojo del huracán. Es su trabajo buscar crear un ambiente en donde los atletas se sientan confiados, a pesar de que al mismo tiempo es él quien se siente nervioso e inclusive sobrecargado. Si esto lo aunamos a la tensión propia del atleta, sin duda alguna esta carga podría afectar los resultados. Ni hablar entonces del impacto que tiene la familia y/o personas cercanas sobre el competidor, donde sin duda alguna fluyen muchos sentimientos que se deberán controlar.
El psicólogo deportivo deberá enfocar sus técnicas dependiendo de la disciplina que practiqué el atleta, ya que nos resulta obvio que en halterofilia requerirán de una motivación explosiva que les permita realizar el envión mientras que un arquero necesitará calma, física y emocional para evitar que, literalmente, le tiemble la mano.
No estamos descubriendo el hilo negro, simplemente se ha confirmado en forma científica a través de distintos estudios que, la capacidad de concentración y manejo del estrés forma parte importante en el desempeño de un atleta en cualquier disciplina deportiva. En México algunos tabúes en torno al tema de los deportes se han ido venciendo, pero aún falta mucho por hacer y perdón que insista en mi postura, pero la base están en la educación, tanto a nivel escolar como dentro de las casas.
Fuente: Scientific American