Publicado previamente en
Hasta hace unos cuantos años debo de aceptar que pensaba que la homosexualidad era contra natura sin prentender juzgar a quienes la practicaban, hoy la historia es distinta. ¿Por qué el cambio?
Durante varios años creía que dios estaba en contra de la homosexualidad, todo porque otras personas que se paraban frente a un altar en un templo me lo decían, nada más por eso. Definitivamente caía en la borregada que actúa solo porque otros se lo dictan y no se ponen a analizar lo que les dicen. En primer lugar no encuentro un fundamento real para que alguien me diga lo que debo de hacer o no basados en textos que no se quién escribió, por que hoy gracias a la historia y la ciencia sabemos que no fueron ni un Marcos, ni un Juan, ni un Lucas, fueron muchas manos a conveniencia quienes los diseñaron. Pero peor aún, creía que la homosexualidad estaba mal basado en ese libro que en ningún lugar toca el tema.
Ahora por el contrario, caigo en cuenta de mi error y sostengo quienes están mal son aquellos que juzgan sin ni siquiera pensar en la lógica que guarda lo que profesan. Creer en lo que te dice otro de lo que a su vez dijeron otros y encima sustentar en ello lo que esta bien o está mal sin analizarlo, es tan irreal y absurdo como creer en las pócimas del merolico, lo triste es que muchos han muerto por creer en las gotas mágicas o en las locuras de un cura.
Hoy vemos mal (lamentablemente aún no lo suficiente) a aquellos que discriminan a otros por el color de su piel, por su nacionalidad o más tangible en nuestra sociedad por su género, ¿por qué no respetar también la preferencia sexual? En realidad no encuentro ninguna diferencia entre los aspectos previos y la predilección de algunas personas de tener relaciones sexuales con individuos de su mismo sexo.
Fundamentar la “aberración” en que bajo esta práctica no es posible la reproducción como lo hacen algunos fundamentalistas religiosos me hace contestarles, ¿no es igual de “aberrante” que una religión prohíba a sus sacerdotes el reproducirse tal y como su dios lo quiso? Al final de cuentas grandes líderes religiosos como Marcial Maciel, por citar un ejemplo, terminaron practicando la homosexualidad y ahí sí, cometiendo crímenes como la pedofilia, dañando a mansalva la vida de muchos niños y familias cuya única culpa fue haber confiado en la “santidad” de su sotana.
Pero fundamentar este artículo solo contra la iglesia católica resultaría injusto, en realidad son muchas las religiones e ideologías sociopolíticas que se ponen en un papel de jueces universales para decidir lo que se está bien o mal. Algunos, los que quieren salvar su culpa como racistas, ocultan su discriminación hablando de la homosexualidad como una supuesta enfermedad.
Aún no se demuestra a cien por ciencia la existencia de un “gen gay”, pero exista o no, me queda muy en claro que tengo frente a mí a un ser humano, que vale exactamente lo mismo que yo, ni más ni menos, pero al que debo de admirarle el tesón para soportar la marea de repudio que la sociedad “amorosa” ejerce contra ellos.
No quiero imponer una forma de pensar, porque en realidad al hacerlo únicamente me comporto como aquellos a quienes critico, pero quiero dar mi opinión al aire, porque creo que es mi obligación si bien no defender (no soy ningún salvador ni pretendo ser más allá que un ser humano más), si el apoyar a aquellos que son atacados y menospreciados tan solo por tener una preferencia distinta a la mía, ya sea sexual, religiosa, política o racial.
Me cuesta trabajo entender por qué muchos de los que practican alguna fe puedan juzgar tan fríamente los errores ajenos sin ver, como ellos mismos dicen, la viga que tienen en su propio ojo. En general, cualquier religión profesa el amor a los demás y la convivencia sana, pero aún no conozco una que no hubiese justificado al menos algún asesinato en nombre de dios. Mucho más grave me parece que se juzgue a alguien por su preferencia sexual, por su raza, por su nacionalidad e inclusive por su religión, ya que no podemos ni siquiera clasificarlos como un error per se.
Aún más triste me parece que sea la ciencia la que tenga que dar la cara para demostrar que no somos distintos y terminar con el racismo, cuando en este caso debieran ser por sí solos el criterio y la ética humana los que actuaran. Pero nuevamente es la ciencia quien se adelanta y ahora un estudio publicado en la revista Journal of Personality and Social Psichology voltea con argumentos científicos la sartén a los homofóbicos, señalando situaciones que tal vez ya resultaban obvias para muchos:
El estudio sugiere la homofobia puede resultar una autorreflejo en aquellos individuos que son más hostiles contra la comunidad gay, siendo que su comportamiento antigay responda a un deseo reprimido por el mismo sexo.
Por otro lado señala que la homofobia podría estar relacionada con la presencia de padres autoritarios, particularmente aquellos con pensamientos homofóbicos.
¿Se ha preguntado alguna vez por qué practica determinada religión? En la mayoría de los casos la respuesta es porque nació en una población que tenía esa misma creencia, en el caso de México tiene alta probabilidad (cada vez menos) de ser católico, pero si usted mismo hubiese nacido en Irán seguramente sería musulmán y de ser japonés tal vez sería budista.
En realidad poca libertad se nos ofrece al principio, ya después con el tiempo podríamos cambiar, pero en muchas ocasiones los dogmas nos han sido tan impuestos que no damos la menor oportunidad a la reflexión y el cambio. Lo mismo propone el estudio con respecto a nuestra postura respecto a las preferencias sexuales de los individuos y que curiosamente irán muy de la mano con nuestra religiosidad.
Sin lugar a dudas el estudio plantea situaciones lógicas que podemos comprender si tan solo abrimos nuestra mente, por eso agradezco a mis padres quienes me dieron en mi educación la libertad de razonar, si bien fui educado en una religión, los fundamentalismos no existían y por ello tuve la oportunidad de reflexionar. Ojalá querido lector que usted también lo haga y comprenda que no podemos segregar a nadie por ningún motivo, sea el que fuere y si así lo hace, piense en el estudio publicado por este mes por Netta Weinstein de la Universidad de Essex en el Reino Unido.
Fuente: Scientific American