Quizás si existe algo realmente difícil de describir es la mente humana y todo aquello que con ello tiene que ver, al menos para mí es una labor titánica el tratar de aterrizar conceptos que puede ser, paradójicamente tengo en mente, pero no logro aterrizar hacia los demás y aún más complejo es tratar de desenmarañar los procesos de pensamiento, racionamiento, conciencia, etc. Algunos de estos conceptos parecen entrelazarse entre sí y de pronto parecieran sumamente distantes.
En el libro Física de lo Imposible, por ejemplo, el físico Michio Kaku dedica un capítulo a analizar la posibilidad de que en un futuro tengamos robots “inteligentes”, esto es capaces no sólo de resolver “pequeños” problemas, sino tener la capacidad de tener autoconciencia y conciecia de su medio, interrelacionarse con otros robots y con los humanos, la toma de decisiones, etc. Como comenta Kaku en su libro, los investigadores en Inteligencia Artificial tienen un primer reto, lograr un concenso sobre qué es exactamente Inteligencia y luego cómo se lleva a cabo dicho proceso.
Pero el reto no acaba ahí, ¿será posible que con todo lo anterior el robot cuente con personalidad propia? Bien sabemos que esta se va conformando a lo largo de nuestra vida a través de las experiencias, gratas y las que no lo son tanto, que existe un factor genético que colabora (en el caso de los robots podría ser el “sello de la casa” de quien los fabrica), etc. Pero cómo lograr que además de aprender ciertos procesos, el robot los incorpore, no sólo para la resolución de problemas a futuro (quizás la forma más sencilla de este aprendizaje sea la prueba y error, tal y como en los humanos por muchísimo tiempo), sino que también lo incorpore a ir formando una personalidad propia.
Aquí entro en el terreno del cine, y es que recientemente fui a ver la película de Disney “Intensamente” (Inside Out, 2015) la cual puedo decir que con maestría sintentiza la formación de la personalidad del individuo a las aventuras de cuatro personajes, que para los autores de la película podrían ser cuatro sentimientos predominantes: alegría, tristeza, furia y disgusto. Obviamente existen muchísimos más, pero la grandeza de este filme está en la simplicidad con que se resume didacticamente un problema tan complejo.
Si bien en muchas áreas la ciencia ha ido avanzando a paso acelerado, y la Inteligencia Artificial es parte de ello, creo que aun falta mucho para que podamos decir que se creo un robot totalmente independiente, autoconsciente, consciente de su entorno, capaz de resolver problemáticas de cualquier índole, que tenga sentimientos y que con todo lo anterior, sea capaz de tener una personalidad única entre los demás robots e incluso los humanos.
Para mí, en lo personal, me sigue costando trabajo en ocasiones entender ante el comportamiento de mi perro, de quien en ocasiones pareciera que sus actos están premeditados más que ser respuesta del instinto, ¿por qué decimos que los animales no razonan? Lo que me queda claro es que muchos humanos no lo hacen, ¿qué piensas tú?