Hoy mi primer tweet estuvo dirigido al Fondo Monetario Internacional (FMI), y derivó de escuchar un podcast de Cienciaaes.com, en el que si bien se habla sobre los beneficios de hacer ejercicio para un envejecimiento sano el conductor, Jorge Laborda, manifiesta su preocupación en torno a la postura de dicho organismo ante el constante envejecimiento de los países más desarrollados (y en algunos, como el nuestro, no tanto).
Si bien es cierto que el fenómeno del envejecimiento poblacional es un problema y muy grave a nivel de salud pública y que por ende con implicaciones económicas serias, siempre he creído que el enfoque que se le da es el equivocado.
La Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde, ha hecho en repetidas ocasiones declaraciones sobre este tema las cuales son, por decirlo bonito, poco agradables. Propone en resumidas cuentas alargar la edad de jubilación y recortar los fondos destinados a dicho rubro. Es decir, nos jubilaremos más viejos, ergo trabajaremos más tiempo, pero recibiremos menos cuando nos retiremos. ¿Es realmente esta una solución?
En primer lugar una alarma: ¿Qué estamos haciendo cada uno de nosotros para planear nuestro futuro?
Quien me siga en mi cuenta @boylucas en Twitter sabrá que soy bastante crítico con los “conspiracionistas” que piensan que todo el “sistema” está contra nosotros, pero también soy consciente de que quienes son nuestros líderes poco o nada hacen para mejorar la situación, por el contrario, únicamente realizan medidas que parecen ser efectivas sólo en sus bolsillos. El funcionamiento de los bancos es bastante criticable, cada vez cobran más intereses por realizar un préstamo contrario a los intereses que nos dan por invertir con nuestro dinero con ellos. ¿A dónde se va todo ese dinero? (Conspiracionistas dejen de frotarse las manos, tampoco creo en el “Gran Hermano”).
Esto y mi afición por la Ciencia me han llevado a pensar un poquito más allá, curioseando en internet uno puede encontrar cosas muy interesantes, más allá de lo que los gobiernos nos dicen y los vendedores de conspiraciones sin ninguna propuesta concreta nos quieren dar a creer.
Simplemente googlee (hice una búsqueda boleana) los términos: “inversión, PIB, EUA, guerra” y me encontré con la página del Banco Mundial que da un reporte sobre en qué gastan los gobiernos su dinero y se me cayó la quijada.
Estados Unidos invirtió entre el 2011-2014 un promedio del 4.0 % de su Producto Interno Bruto (PIB) en guerra, en educación un 5.2 % (únicamente se reporta el 2011), en investigación y desarrollo es decir Ciencia y Tecnología, etc. (I+D) el 2.8 % (reportados solamente el 2011 y 2012), salud 17.1 %. No hay un rubro como tal de cultura.
México no se queda atrás, mientras que nuestro vecino del norte aparentemente reduce su inversión para la guerra, nosotros incrementamos el aporte en el mismo rubro: del 0.6 % en el 2011, se invierte en el 2014 un 0.7 %. En educación un 5.1 % (datos del 2011) y en I+D 0.5 % en el 2013 y en salud 6.2 %.
Alemania por su parte invierte el 1.2 % en guerra, 4.8 % en educación y 2.85 % en I+D, salud 11.3 %. Japón aporta el 1.0 % a la guerra, el 3.8 % a la educación y el 3.47 % a la I+D, 10.3 % para salud.
Quise ver los datos de Suiza, un país económicamente potente y que por tradición se le considera “anti-guerra” o neutral: guerra 0.7 %, educación 5.0 %, I+D 2.96 %, salud 11.5 %.
Los datos hablan por sí solos, para los conspiracionistas podrán estar maquillados si tomamos en cuenta la “dudosa” fuente, pero aún así dejan algo en claro, los tres últimos países invierten comparativamente muchísimo menos en guerra que los Estados Unidos de América o nuestro mismo país, que si bien podríamos pensar aporta “poco” a este rubro, al compararlo con lo asignado para la investigación es superior.
Cuando vienen las crisis económicas mundiales por lo general los países más estables son los tres últimos, no lo son los “gringos”, quienes por el contrario son los que más mueven las balanzas económicas del planeta.
Habitualmente oímos también que “grandes avances científicos provienen de las guerras”, ¿es esto una justificación para ellas? Jamás lo he creído, pero ahora con cifras más duras lo creo menos. ¿Qué pasaría si los países en lugar de invertir en armamento y ejércitos, redujeran esos rubros y los pusieran en pro de la Ciencia y la Educación, y por lo tanto también en la salud de sus ciudadanos?
¿Por qué pongo que la inversión en I+D y en Educación son también inversiones en Salud? Si bien es tema para no una sino varias cartas, es conocido que muchos de los problemas de salud son prevenibles con educación y que investigando más sobre ellos mejoran aún más. Vamos con un ejemplo a nivel nacional, está muy bien que atrapen a grandes criminales, que se combata la droga o se debata su legalización, pero nada de esto va a detener que los jóvenes (y no tan jóvenes) se acerquen a ella, sino no tendríamos alcohólicos, adictos al tabaco, sedentarios, etc. y por lo tanto no tendríamos cirrosis secundaria al alcohol, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (enfisema pulmonar) secundario al tabaco, ni obesidad, diabetes mellitus, hipertensión y enfermedades cardiovasculares secundarias al sedentarismo y una mala alimentación.
¿Qué tal si en lugar de alargar la edad de jubilación y reducir las pensiones, la Sra. Christine Lagarde dijera que se van a recortar las inversiones en guerra y se incrementarán las aportaciones para la investigación y educación y así hiciéramos que la gente viva por más tiempo sana y por lo tanto “nos cueste menos”?