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La Ciencia: la fórmula del alquimista olvidada por Calderón
A principios del mes se entregaron los premios Nobel, México únicamente cuenta en su haber con 3, uno solo en ciencia, Mario J. Molina. En contraparte varios países europeos, Estados Unidos, Canadá y Japón cuentan con varios premios Nobel en esta área. No es de sorprendernos que sean los países que se encuentran actualmente a la vanguardia, no solo tecnológica, sino también económica.
Hace un un mes aproximadamente el Dr. Narro, rector de la UNAM, pedía mayor inversión en la ciencia como estrategia para salir a flote como país. Un discurso que viene repitiendo por lo menos desde que es rector de mi Alma Mater, y el cual comparto en varios artículos dentro de mis blogs. En definitiva, la inversión en ciencia y en educación es la mejor decisión que un país pueda tomar, tristemente en el nuestro, los intereses de los políticos, sus fines demagógicos y electorales o sus propios intereses económicos pesan más que el bienestar del país por el cual juraron velar.
La falta de talento no es un problema en México, muestra de ello son los ganadores de varias preseas en ciencia, por ejemplo el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, el cual le ha sido otorgado en siete ocasiones a mexicanos, cabiendo destacar que en varias de estas veces se trató del campo de la Neurobiología, pero también hay premios en Bioquímica, Física, Astrofísica y Sismología.
El último ganador de esta presea es el neurobiólogo Arturo Álvarez-Buylla, egresado de la UNAM y quien ha estudiado la regeneración neurológica. Tras haberse doctorado en la Universidad de Rockefeller jamás regresó a nuestro país, actualmente labora en la Universidad de California en San Francisco y aunque acude regularmente a dar conferencias a nuestro país, no tiene pensado regresar. Cito sus palabras: “el apoyo a la investigación y la cultura en México han sufrido en los últimos años y creo que en México hay una cantidad de creatividad y de historia científica que se debe de aprovechar”.
Pero no se ve para cuando los políticos de nuestro país entiendan las palabras de Álvarez-Buylla. El problema de la inversión en ciencia es que los resultados no son inmediatos ni impactantes para la población en general, en definitiva es poco circo para que el pueblo les otorgue un voto, lo más probable es que el resultado se refleje en el período de mandato de otro, ya sea del mismo partido o peor del rival y eso no puede ser.
El mes pasado en La Jornada Aguascalientes (05/09/2011) veíamos un infográfico que nos mostrada lo deplorable de la inversión en México y particularmente en nuestro estado, donde únicamente se invierte el 0.5% de el producto interno bruto en investigación científica, cuando organizaciones como la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) recomiendan al menos un 2% y países de vanguardia llegan a invertir hasta el 4%. Eso sí, se ha invertido una cantidad pavorosa en realizar cambios de nombre en las instituciones, logotipos, etc. ¿Pero se invirte en lo que realmente importa? Dudo mucho que esto suceda, puesto que no es visible y “apantallador”.
Para muestra de la falta de interés que tiene el gobierno en para con la ciencia un botón presidencial. Por primera vez en 50 años, el Premio a la Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias fue entregrado en ausencia del presidente de la República. Pero no fue un capricho de la comunidad científica, sino que desde hace 4 años llevan postergando la entrega del mismo debido a mil y un trabas puestas por Felipe Calderón. De ello, como buenos investigadores, tienen evidencia en la Academia, quienes mostraron un trato respetuoso y paciente para con presidencia, pero al ver la falta de interés decidieron omitir tan “importante” presencia para entregar el premio.
Se podrá estar o no deacuerdo en combatir el narcotráfico, pero ¿no vale la pena combatirlo desde sus raíces más íntimas? Esas se combaten con educación, con investigación científica, que generará tecnologías y con ello empleos. Pero no, resulta más llamativo y atractivo (no sé para quién) el hecho de literalmente ver cabezas rodar por la calle y el miedo de los habitantes de ciudades enteras, paralizando la economía del país, por decir lo menos.
Pero como menciona el Dr. Juan Ramón de la Fuente en su más reciente columna, así como no podemos concebir que se les otorgara el trofeo al ganadro de las olimpiadas de Pekin en el 2008 hasta el día de hoy 3 años después (El Universal 19/10/11), tampoco es comprensible que los ganadores de la presea científica se les otorgue el reconocimiento 4 años más tarde.
Bajo el mismo tenor comentaría, ¿cómo es que si tuvo el Presidente oportunidad de recibir a los Pumas cuando ganaron el torneo anterior de futbol? ¿Cómo si pudo darse el tiempo para recibir a la selección de futbol Sub 17? O para quedar en algo más reciente, ¿cómo es que no tuvo inconveniente para asistir a la majestuosa inauguración de los Juegos Panamericanos?.
No se confunda amigo lector, no estoy contra el apoyo al deporte, pero sabemos que algunos deportes, particularmente aquel en donde 22 personas corren tras un balón, es utilizado como el nuevo pan y circo de los romanos. Me gusta el futbol y lo disfruto, sigo a los Pumas, pero no al grado de comparar el aporte que el seleccionado “universitario” hace con un triunfo en el torneo y el de un científico UNIVERSITARIO logra con sus investigaciones, ya sean en el campo de las ciencias exactas, ciencias sociales o ciencias naturales. Quiero aclarar que fue un compartaivo entre dos integrantes de la comunidad de la UNAM, pero siempre pesará más el aporte de un científico de cualquier institución que el de un equipo de futbol. Tampoco vemos el mismo apoyo en otros deportes y mucho menos en áreas artísiticas. Temas en los cuales no me siento en una zona de confort para poder opinar y por ello que prefiero no ahondar mucho en ellas.
El Premio de Investigación es otorgado por la Academia a investigadores jóvenes (menores de 40 años en hombres y de 43 años en mujeres) como un incentivo para que continúen su labor y consta del reconocimiento y un “apoyo” económico de 100,000 pesos.
Quiero, como el exrector de la UNAM rendir un pequeño tributo a los ganadores de este galardón que apenas ayer recibieron su premio en el Museo de Antropología e Historia. El premio 2008 fue para Gelasio Salazar Anaya, Neyra Patricia Alvarado Solís, Álvaro López López, Francisco Javier Cervantes carrillo y Jesús Campos García. En el 2009 se le otorgó a Ana Cecilia Noguez Garrido, Olivia López Sánchez, Laura Alicia Palomares Aguilera, Jaime Iván Velasco Velázquez, Olga Odgers Ortiz. Los ganadores del premio 2010 fueron Alberto Güijosa Hidalgo, Gabriela Parra Olea, Ana Fresán Orellana, Eduardo Rodríguez Oreggia y Román y Cristóbal Noé Aguilar González. Ya por último el premio de este año fue para Eduardo Santillán Zerón, Tamara Luiti Rosenbaum Emir, Roberto Martínez González, Pedro Agustín Salmerón Sanginés y Antonio León Rodríguez.