Versión extendida del artículo publicado en
Hace algunos años fui asistente de profesor, tanto en preparatoria como en universidad, si bien no recibía ninguna gratificación económica o curricular, obtuve ya alguna experiencia y sobre todo germinó la semilla sembrada por mis padres, su pasión por la docencia. Posteriormente, cuando terminé la especialidad empecé a dar clases a los nuevos formandos, esta vez la recibí una carta de las autoridades universitarias agradeciendo mi ayuda, pero nada más.
Desde el mes pasado inicié en forma oficial a dar clases a estudiantes de Medicina, empecé con un curso de regularización de Fisiología, ya en unos días entraré de lleno con 4 materias, algunas de ellas (Fisio) un coco para muchos. La verdad es que me encuentro entusiamado, aunque algo preocupado, explico por qué:
Si bien es cierto que los chicos a quienes les doy clase actualmente están en un curso de regularización, lo normal o esperable es que hubiesen reprobado o fueran bajos en dicha materia debido a un mal sistema de estudio, falta de organización o de interés, jamás imaginaría que un estudiante de Medicina no entendiera Química (inorgánica básica) o no supiese leer, si leyó usted bien, no saben leer.
Como muchos de mis profesores, el primer día lo utilicé para asentar las bases de lo que sería este curso expreso de Fisiología y les pedí que leyeran un tema para el día siguiente. Cabe mencionar que de este curso depende para ambos alumnos su permanencia en la carrera, así que cuando llegué a la segunda clase esperaría hubiesen leído, el tema, «Potencial de Membrana», un tema que requiere conocimientos básicos de Química: aniones, cationes, osmolalidad, osmolaridad y la nomenclatura de los elementos ¿quién no lo ha visto en la secundaria o en la preparatoria?… Ellos.
Conforme avanzaban las semanas, me percataba que aunque algunos si daban indicios de haber leído, nada habían entendido de lo que leían, es más, recaí en el viejo sistema de primaria de ir leyendo el libro y explicando conforme leíamos, es decir, enseñarles a leer. Me avergüenzo de escribir esto, porque mucha gente lo verá, incluso en el extranjero y sin duda alguna tomará una opinión de lo que nuestro sistema de educación representa y peor aún, llegará a conclusiones sobre lo que el nivel universitario en nuestro país es, pero creo que es mi deber como ciudadano, como médico y como maestro denunciar el preocupante nivel en nuestros sistemas de educación.
Independientemente de la profesión u oficio al que nos dedicásemos, considero que hay dos situaciones que son básicas, la lectura y el cálculo matemático elemental. Para lograr un dominio de ambos hace falta práctica, mucha práctica, pero también la vigilancia de un sistema educativo eficiente, que lleve al alumno a enamorarse de la lectura, a leer por voluntad y no por educación, pero eso no está sucediendo.
Cuando diagnostiqué este problema en mis alumnos (además de tener un pésimo sistema de estudio), interrogué sus hábitos de lectura, ahí me quedé aún más frío, a sus 19-21 años, no habían leído más de 4 libros enteros en toda su vida, sin juzgar la naturaleza de los mismos. Es decir un libro cada 5 años, y para el colmo 2 de ellos fueron «tarea», otro es lo que muchos llamaríamos literatura de baño y obviamente jamás habían tomado un libro clásico ni por error. ¿Cómo van a tener comprensión de lectura así?
Si no saben leer, no debería sorprenderme, aunque si lo hace, el hecho de que me encuentre con estudiantes de Medicina y que cuando pongo en el pizarrón Na, K, Cl, no sepan que esto representa al sodio, potasio y cloro, o que no encuentren diferencia entre nm y μm, es más no saber ni que es μ. Obviamente jamás tomaron clases de Etimología.
La disparidad de programas de estudio en nivel medio superior, hace que tengamos estados en donde la Química queda borrada del mapa académico, al igual que muchas otras materias, como las ramas filosóficas, etc. Mientras que en otras se cuente con un sistema más completo. Mi primera pregunta sería ¿por qué unos si pueden dar una educación más integral y otros se quedan con programas tan superfluos?
La semana pasada escribía sobre el hecho de que en jóvenes de secundaria y preparatoria, debiéramos preocuparnos por brindarles un mejor nivel académico y no caer en el juego de la «vocación temprana». Si bien es cierto que muchos no serán químicos, ingenieros o médicos, creo que la cultura general no le hace mal a nadie, al contrario, otorga más herramientas para defendernos en la vida.
A la columna que les comento, un lector me respondió al correo electrónico con un par de videos muy interesantes sobre Sir Ken Robinson y como él lo menciona en TED, creo perfectamente que un título no garantiza el éxito ni es sinónimo de intelecto (¡cuanto imbécil no conozco con títulos y grados!) y también es cierto que las escuelas deben procurar dar al niño, adolescente y joven una educación, como puse antes, más integral, donde no solo se impartan materias básicas, sino también oficios, artes, etc. De ese modo, ahora sí, sin duda alguna nuestro joven tendrá un bagaje más grande de posibilidades de encontrar su verdadera vocación y como desempeñarla en base a sus competencias (tema de boga).
Pero analicemos, eso no significa que como afirmó la Sra. Gloria Calzada, deban de suprimirse, por el contrario, es necesario conocer todo para poder tomar una decisión. Además tener una base amplia y fuerte, no le hace daño a nadie, por el contrario, le da muchísimas más herramientas para realizar aquello que se proponga y defenderse en la vida.
Por su puesto, como Sir Ken Robinson menciona, hay que fomentar en el joven aquellas habilidades que tenga y entusiasmarlo por mejorarlas, además de apoyarlo a que se desarrolle en lo que el más quiera y le guste, sin duda eso mejorará el nivel de calidad de vida.
¿Pero qué opinan de los maestros con faltas de ortografía o que leen mal en voz alta? ¿Inverosímil? Cualquiera diría eso, pero tristemente cada vez es más común, y ahora nos dicen que en un examen de validación para maestros, es aceptable que la gran mayoría tenga «al menos» el 30% de las preguntas bien contestadas.
Hacen falta artistas, BUENOS artistas, hacen falta plomeros, BUENOS plomeros, hacen falta médicos, BUENOS médicos, hacen falta maestros BUENOS MAESTROS. No es posible que caigamos en una mediocridad (¿mediocre pedir menos del 50%?) tal que podamos aceptar que nuestros profesores de primaria no sepan leer ni escribir, porque si eso sucede, nuestros médicos no sabrán leer ni escribir y si no entienden lo que leen, ¿confiaría usted en ellos? Tristemente yo no lo haría.
¿Es responsabilidad de la universidad enseñar a leer? Pienso y sostengo que no. No podemos ir tapando baches, tenemos que solucionar el problema de raíz.