Versión extendida del artículo publicado en
Este artículo surge inspirado en una editorial que encontré en Scientific American: Dr. No Money: The Broken Science Funding System. Parece ser que la financiación de estudios científicos es un problema del orbe entero y ya bastante antiguo, como se menciona en la misma cita, ya desde Kepler los científicos han tenido que batallar para lograr financiar sus investigaciones. En nuestro país la situación no solo está mal, está lo que le sigue…
Según la fuente citada, en los Estados Unidos de América los investigadores universitarios gastan hasta el 40% de su tiempo en buscar financiación para sus trabajos. ¿Qué sucederá en nuestro querido país en «desarrollo»? No quiero ni imaginarlo, tan solo pensar que vemos a los E.U.A. y a Europa como 2 grandes ejemplos de avance científico (sin olvidar a los gigantes asiáticos), y que una publicación de la talla de Scientific American publique una nota de esa índole, sinceramente, me pone a temblar.
Pareciesen mundos parelos, en dimensiones similares, aunque la nuestra aún más oscura. Tan solo hay que ver lo que escribe Martin Bonfil en su blog esta semana: «si bien tenemos buena ciencia básica y aplicada, el número de investigadores es bajo (1.2 por mil habitantes, mientras que países similares tienen entre dos y 10, y los desarrollados 15 o más). Y hay una carencia total de vinculación ciencia-tecnología-industria, que es la que genera un beneficio económico y en el nivel de vida.»
Obviamente que la cantidad de investigación producida en aquellos paises supera y por mucho a la que en el nuestro se desarrolla, pero no nos dejemos apantallar por las cifras de cientos de millones de dólares que se destinan en dicha nación a la investigación, si hacemos una repartición entre todos los proyectos y los montos que cada una de las investigaciones requieren para continuar, sin lugar a dudas, veremos que no es suficiente.
Según señala la National Science Foundation, en aquél país, los científicos más jóvenes están aún en más aprietos, esto sin duda alguna, porque no tienen un «amplio» currículum que los respalde. ¿Qué sucede en nuestro país?
Mi experiencia al respecto es muy corta, tan corta como la de un estudiante de maestría, que previamente realizó su especialidad y que en ambos posgrados realizó un proyecto de investigación para poderse titular, los cuales fueron financiados parcialmente por su bolsillo y el resto por el de sus padres, tónica que se refleja en muchos otros casos. Aquellos que no tienen la fortuna de tener padres mecenas, recurren a amigos o a realizar proyectos menos trascendentes o revisiones bibliográficas o de expedientes. Mis estudios tuvieron que ser muy pequeños porque los fondos no alcanzaban.
Resulta ridículo pero es cierto, en México quienes empezamos en el mundo de la investigación debemos tener un patrocinador, quien generalmente es un allegado, porque ni el gobierno ni a las instituciones privadas les interesa patrocinar una investigación. Ya he hablado yo en Medtropoli.net de que inclusive, aún cuando uno se autofinancíe sus estudios, las instituciones ponen trabas para continuar.
Ahora, una vez liberado, empezará la carrera por poder calificar al Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Para ello mi currículum quedará muy escueto y tendré que empezar a producir publicaciones, muchas veces de poco valor, tan solo para poder ser tomado en cuenta, ¿no sería mejor contar con una o dos investigaciones de calidad bien fundamentadas por cada investigador? Parecen auténticas peleas de chacales, yo solo veo como los profesores se apirañan por conseguir ser sinodales de uno y otro y otro examen de tesis, así como dar mil y un clases de cualquier materia, quedando en muchas ocasiones mal con todos, tan solo para lograr puntos curriculares. El mismo artículo que me inspiró a inscribir menciona que en Estados Unidos es un problema en círculo vicioso, cada vez es más difícil conseguir financiación, por lo que se participa en el concurso más veces con más trabajos, lo que a su vez hace estadísticamente más complicado obtener un patrocinio.
Sino es suficiente con esto, pueden verifiar el artículo ya mencionado de Martin Bonfil se ha reducido nuevamente un 25% el apoyo en becas a estudiantes de posgrado a nivel nacional y ni que decir del apoyo a estudiantes en el extranjero. Todo ello lleva consigo que los que quieren (queremos) continuar nuestra formación, volteemos al extranjero como una opción, para muchos como su única opción. Mientras, vemos con tristeza, como muchas plazas mexicanas decaen en la calidad de sus aspirantes y peor aún de sus egresados, donde muchos llegan no por convicción, sino por que no les quedó de otra, producto de otro problema nacional, la falta de oportunidades laborales, que hace que la gente piense que el posgrado, sea cual sea y de la manera que fuese, les garantizará mayores ingresos…. ¡OOOOOH CRASO ERROR!
Para ahondar más en el tema, en una próxima entrega, buscaremos tener la opinión de diferentes investigadores mexicanos, que viven día a día esta situación.