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Charlatanes: un mal que no es exclusivo de la Medicina

Los charlatanes abundan en todas partes, no son exclusivos de la Medicina y el área de la salud. Obviamente por estar yo inmerso en este mundo es de lo que más tiendo a escribir, además de que puede que sean los más populares ya que la salud, o más bien la falta de esta, es un campo propicio para ejercer de merolico, pero en realidad en todos lados se cuecen habas y yo he sido «víctima» de uno, o más bien dicho, una.

Actualmente vivimos una aparente «epidemia de salud» en nuestro país secundaria el excelentísimo estado económico en que nos tienen nuestros gobernantes, que obliga a los enfermos a «ahorrarse» el médico, aunque tampoco se resuelve en las instituciones. Es por ello que busqué nuevas alternativas para hacer crecer mi consultorio. Es necesario dar a conocer al público en general y en particular al segmento de la población a la que me enfoco, los adultos mayores y sus familiares, qué es la Gerontología, a qué nos dedicamos y cuándo es el momento de acudir a un consulta. Y por qué no hacer uso de las redes sociales, en particular Facebook en donde hay un crecimiento importante en la población mayor de 50 años que la utiliza.

Consciente de que se usar la red social, programar los mensajes, etc. pero que poco o nada sé de mercadotecnia, busqué a alguien que en teoría se dedicara a manejarlas, lo que popularmente se conocen como Social Media Managers (se me llenó la boca de una papa caliente al escribirlo). Para ello contacté a alguien localizado en Aguascalientes ¿por qué? Pues ilusoriamente pensé que esto facilitaría el trabajo, ya que me imaginé, necesitaría entrevistarse frecuentemente conmigo, ya que no es médico y debería conocer qué ofrezco, qué hago, qué pretendo alcanzar, establecer metas reales, etc. Conocía gente que se dedica a esto en la Ciudad de México, pero ellos mismos en un acto de honestidad me dijeron que la distancia dificultaría el proceso (hoy por hoy estoy analizando la idea de hacerlo así, aunque sea vía Skype, Whatsapp, etc.).

Conocí a @La_Montserrat (@SMediaMex @grupocaslo @SocialMediaAgs @caslofirmalegal etc.) en un café del norte de la ciudad, en el centro comercial del cual nunca sale. Justificó esto debido a que se mueve mucho dentro de esta área, pero en realidad, tras conocerla, hablar con ella y seguirla en Twitter me he dado cuenta que en realidad es lo único que hace, síguela y verás que no me equivoco.

La primera vez que nos vimos fue muy amable, me pintó un excelente panorama, montar una página de Facebook, incluso analizar el hecho de una cuenta de Instagram para compartir momentos que vivo con mis pacientes (aún no estoy muy convencido de eso), etc. Me dijo que siempre le interesaba saber sobre que hacen sus clientes, que esperan, etc., es decir cumplía con las expectativas que yo esperaba.

Tras buscar quien me pudiera hacer respaldo con este proyecto en caso de que yo me quedara sin liquidez económica y así poder adquirir el compromiso de un contrato al menos de seis meses y poder evaluar el impacto que estaba teniendo, me aventuré a pedirle una segunda cita y empezar el contrato. Rápidamente me respondió y quedamos de vernos en otro café dentro de la misma plaza comercial. El trato se cerró y pagué la cuota inicial.

Para cuando yo la veo esa vez, lo único que me había consultado era sobre la tipografía que utilizaría para editar imágenes donde podría frases y consejos (ella lo dijo), etc. Jamás me preguntó sobre los colores que utilizo en mi consultorio y papelería, etc. De pronto ya me había hecho una imagen con mi nombre y una raya roja, visualmente no me desagradó y lo dejé, luego supe que era por Feng Shui, si me conociera sabría que a esas ma#@&@$ no le hago. En fin, como me gustó, decidí dejarlo temporalmente mientras se buscaba algo más.

En esa cita me pidió que hiciera un documento de unas tres cuartillas con frases, consejos, etc. que pudiera poner a los pacientes y estar generando material que estaría publicando, lo hice y se lo mandé por correo. También le mandé una presentación con decenas de frases de autores reconocidos referentes al envejecimiento exitoso. Ella me agradeció y me dijo que se pondría manos a la obra.

Tiempo después, abrió la cuenta de Facebook, todo iba bien, de pronto empieza a poner que soy Geriatra y le pido que lo cambie, que soy Gerontólogo, si bien tenemos un campo de trabajo en común, hay ciertas diferencias y particularmente los Geriatras son muy celosos de su título, así que le pedí evitara el problema. Tardo casi una semana en entenderlo. De mis frases nada. Lo único que aparecía era mi dirección, alguna frase muy mala y muy política que se sacó de la manga de «Los adultos mayores son mi prioridad» y nada más.

Honestamente no soy mercadólogo pero creo que citar mi dirección tres veces al día, poner una imágen editada hasta en el teléfono, etc. no es un trabajo enorme y que requiera de un profesional. Ella además tuvo el descaro de decirme que los mensajes se programaban (cosa que yo sabía se podía hacer) pero entonces ¿para qué pago si yo puedo poner mi dirección y hacer que se publique cada determinado tiempo? Se lo hice saber, le pedí verla como por un mes y le era «imposible».

El colmo fue que cercana la fecha de mi siguiente pago no dejó de molestarme por tres días para saber cuando era y si podría pagarle antes. No lo hice sino hasta el último momento de mi fecha límite, no entiendo por qué tenía que estar marcándome sólo para cobrar, ojalá me diera el mismo tiempo a mí y se lo hice saber. Le hice ver también que estaba molesto debido a que no se estaba publicando nada más allá de tres imágenes y mi dirección.

Misteriosamente empezaron a aparecer mis consejos y la cuenta de seguidores empezó a crecer, parece que el que sabe de mercadotecnia soy yo, debería cobrarle por los cursos. Tuve que poner un ultimatum y citarla para vernos, la señorita se indignó, jamás usé una palabra altisonante aunque ganas no me faltaban (hasta que ella las usó).

Hacerse la víctima, un clásico de los charlatanes.

Me canceló la primera reunión porque su mamá tenía ciática, y aunque no es una justificación para no cumplir con un trabajo, acepté el cambio de fecha.

Le pedí me hiciera co-editor de la página para así poder ver las estadísticas, jamás lo hizo, se volvió a «emperrar», así que dejé en claro que la quería ver para cancelar el contrato y me entregara mis claves. Nos volvimos a ver en la primera cafetería, la de las lechuzas. Ahí llegué puntual, pero ella desde cinco minutos antes ya estaba enviándome mensajes de que ya me estaba esperando.

Desde que llegué a la defensiva, argumentaba que los pacientes lo único que querían es que se les diera la dirección, que no les interesan los consejos. Ok, supongamos que es así, ¿entonces para qué me pediste el documento y toda la información? Tú me prometiste que nos veríamos cuando lo necesitara y «nunca podías».

Otro argumento que me enajena es que digan que «ya sé como son los doctores». Ok, muchos de mis colegas son prepotentes y no lo niego, pero eso no tiene nada que ver con que exija que me den el producto por el cual estoy pagando, en este caso una buena campaña de marketing en medios sociales, no algo que puedo hacerlo yo mismo o poner a mi sobrino de 8 años a que lo haga a cambio de que le de «pa’los chescos». No se vale que tampoco me salga con que no es médico, porque tampoco es ingeniera, así que no podría llevar cuentas de empresas relacionadas a la ingeniería, entonces ¿los mercadólogos sólo hacen campañas para mercadólogos? ¡Por favor!

Lo mejor fue que al pedirle mis facturas por los pagos realizados se encabritó, literalmente me dijo que estaba hasta la madre y salió gritando como verdulera (perdón a las mujeres que venden verduras, ya saben que las quiero pero así se dice popularmente), y dando un show de los mil y un demonios. La señorita no llevaba su computadora aun cuando sabía a que iba, pero si llevaba el documento que quería le firmara para dar por concluido el contrato. Obvio que lo firmaría, pero a cambio de las claves de la cuenta de facebook que yo pagué. Como se salió, el contrato no ha vencido, ella lleva una semana sin publicar nada y/o darme las claves.

Pregunté a mis amigos que se dedican a ello y aunque cobran ligeramente más, me queda claro que será con ellos a la distancia con quienes trabaje, sólo en pleno chisme me preguntaron más que ella sobre lo que me interesa y generaron más ideas, etc. Por cierto que me dieron la razón en que lo que ella hace no tiene el menor chiste.

El gran problema está en que hoy ya cualquiera se compra un libro de «marketing» y se siente mercadólogo, se compran un libro de Chopra y se creen sanadores, y la gente que nos quemamos las pestañas preparándonos, no importa si formalmente o informalmente, valemos, como ella dijo, madres. Y aclaro lo de informalmente, porque los primeros en hacer marketing en las redes sociales son chavos de 15 o 20 años, sin una preparación en el ramo, pero que lo hay sabido hacer, no creo que forzosamente se necesite una carrera universitaria en todos los ramos, pero lo que si necesitamos es gente honesta y que exprima cada centavo que uno le paga y por lo que entrega uno su confianza, aunque si se preparan aunque sea un poco siempre será mejor.

Así que hay pseudocientíficos, pseudociencias, pseudomercadólogos, etc.. ¡Ten cuidado, no te vayan a chamaquear a ti! Por lo pronto sí estoy evidenciando a alguien, quejándome de su servicio el cual me pareció nefasto y lo mejor del caso es que ella me enseñó a hacerlo, su cuenta de twitter está llena de quejas a Nextel, OXXO, Cinépolis, Westies, Sanborns, Starbucks, etc. No entiendo por qué se molesta.

P.D. Se gira una demanda por incumplimiento de contrato.