Hoy escuchaba a alguien tratar de burlarse, ya fuera en insulto o en broma de otro refiriéndose a él como homosexual. Hace tiempo que para mí dejó de ser chistoso o insultante si alguien me insinué que soy gay, únicamente se está equivocando en mi preferencia sexual, pero en ningún momento me menosprecia, me siento inferior o diferente.
Al decirme homosexual, gay o maricón me está comparando con hombres y mujeres de la talla de von Humboldt, Freddy Mercury, Alan Turing, Harvey Milk, Leonardo da Vinci, Sally Kristen Ride, Oscar Wilde, Michel Foucault, Mika, Jay Keasling, Frida Kahlo (era bisexual), Sócrates, Platón, Nicolás Maquiavelo, Morton Beiser, Frank Kameny, Truman Capote, Magnus Hirschfeld, Tennessee Williams, Johann Joachim Winckelmann, Francis Bacon (pintor), Francis Bacon (Filósofo, científico, padre del método científico), Sara Josephine Baker, Lars Ulrich y Kirk Lee Hammett de Metallica, Kerry Sieh, Franz Nopcsa von Felsó-Szilvás, Walt Whitman, Elton John, Colin Turnbull, Virgina Woolf, Lynn Conway, Simon LeVay, Tom Boelstorff, Marcel Proust, Bill Kaulitz, Carolyn R. Bertozzi, Allan Verne Cox, Sofia Vasilyevna Kovalevskaya, James Baldwin, Prince, Margaret Mead, Jack Andraka, Federico García Lorca, James B. Pollack, Isaac Newton, Gerturde Stein, David Charles Manners, George Michael, y un inmenso etcétera de gente talentosa en las artes, la ciencia, la política y cualquier otro rubro.
No, hace mucho tiempo dejó de resultarme insultante que alguien insinúe a son de broma o agresión que son gay, no lo veo ni gracioso ni me hiere, es como si alguien llegara y me dijera que soy alemán, japonés, noruego, guatemalteco, brasileño, simplemente están mal, soy mexicano, pero no pasa nada.
Prefiero que me llamen gay (y esto de decir prefiero ya me suena despectivo) a que me llamen pendejo, racista, discriminador, como aquel que me lo dijo, porque se pone a la altura de la “santa inquisición”, de Trump, de Mussolini, de Castro, de Pinochet, de Franco, de Mussolini, de Stanlin, de los líderes de ISIS, del Kux Kux Klan o Hitler.
Así que si ahora me ves reír o molestarme no es porque la “bromita” me causara gracia o me lastimara, es la manifestación física de la lástima que me da el pobre imbécil que la dijo, su ignorancia me da “penita”.