¡No fue sencillo, pero lo logré! ¡Costó y dolió, pero se acabó! ¡Terminé de leer Solenoide!
Empecé este libro hace exactamente un año, recordaba que había sido en diciembre, pero gracias al registro en Goodreads me entero de que justamente lo inicié el 17 de diciembre del 2021 y lo termino el 17 de diciembre del 2022.
No es el libro más largo leído este año, pero sin lugar a dudas un libro que mastiqué muy despacio. En un inicio lo leí de corrido, casi como mi única lectura, llegando hasta, aproximadamente, una tercera parte del libro. Luego tuve que compaginarlo con otros, la lectura me estaba resultando densa, enmarañada. En ocasiones demasiado fantasiosa. En realidad me estaba sintiendo alucinar. Hubo momento en que decidí pararla. No, no me desagradaba el libro pero no lograba avanzar. Tuve que hacer este ejercicio en varias ocasiones y, en alguna de ellas, por varios meses. Esto no es algo que haya hecho en otras ocasiones, casi siempre, cuando dejo un libro es para no volverlo a tomar, pero con Cărtărescu no sólo retomé una lectura detenida una vez, ni dos, sino hasta cinco veces a lo largo de casi un año que tardé en leerlo.
Todo lo anterior lo menciono para que constante que el libro debió atraerme muchísimo para que ese extraño fenómeno ocurriera. Puede ser que lo que me alejaba temporalmente fuese, a su vez, lo que me hacía regresar. Cărtărescu logra meternos en un mundo surrealista en todo el sentido de la palabra. Como si de un cuadro de Remedios Varo o Leonora Carrington se tratara, viajamos en un mundo onírico sin precedentes. La atracción por el subconsciente, por el entramado de la mente humana, se despierta página a página.
Por momentos me transporto al pasado, pero más allá del vivido en Rumania por el autor/personaje central, sino ha lugares propios de una mitología que bien pudiera ser griega o incluso nórdica. Para de pronto, en un viaje en el espacio-tiempo que tendría sorprendido a Miguel Alcubirre, viajamos a mundos futuristas que bien podrían compaginarse con el Imperio Galáctico de Asimov. Es más, Cărtărescu hace gala de sus conocimientos y de un profundo trabajo de investigación para adentrarnos en el mundo matemático, que con la mezcla de psicología (mucha) aplicada en este libro, bien podría hablar al tú por tú con Hari Seldon sobre psicohistoria y sociología matemática, en otro mundo imaginario.
Es un libro denso, enredado, complejo, como densa, enredada y compleja es la mente humana. Cărtărescu logra lo que parece imposible, plasmar en papel los momentos más inverosímiles del subconsciente y a la vez, la narrativa fluida del consciente. No pude sino ver reflejadas en estas páginas muchas de mis consultas con aquellos pacientes a los que he visto en pleno delirium, alucinaciones increíbles, hablando de cosas que no logro comprender por mucho que lo intento y que antes, o después, me cuentan con toda normalidad, anécdotas de su infancia o de su vida cotidiana. Y sé que es grande el autor, porque cientos de veces he intentado reproducir un paciente en pleno estado confusional para explicarlo en clases y no lo logró al 100 %. Al final acabo cayendo, inconscientemente, en hablar «con normalidad».
Es un libro que me gustó, mucho, pero que no me atrevería a recomendar.