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Tras una reflexión ¡otra!

Hace apenas unos días escribía aquí mismo sobre mi abuela y la frustración que genera como nieto el no poder hacer nada como médico. Comprendía en aquel entonces y lo hago ahora de nuevo el porque es recomendable que evitemos tratar familiares. Nuevamente pido disculpas si este artículo poco o nada tuviese que ver con lo que se espera de este blog, en realidad defiendo mi postura de mantenerlo en mi «blog profesional» y no en el «personal» ya que si bien trato asuntos que me inmiscuyen a mí y a mis familiares, creo que esto se refleja en todos los médicos y en sus familias y amigos.

Pedidas las disculpas, les comento que he tratado de estructurar este artículo de diversas maneras, como presentación de un caso, como narrativa, como análisis, como ensayo, no sé en realidad en que forma salga porque todas las he borrado, pero me he decidido que esta es la última vez que escribo este artículo antes de publicarlo.

En realidad, retomo lo dicho, es triste para mí ver que puedo ayudar a otros y que a mi propia familia no, no únicamente por la distancia sino por los sentimientos que se entrometen. El fin de semana pasado fue un caso «bipolar» donde por un lado tenía el sentimiento ya descrito, pero por otro me pude sentir útil para con mi abuela, ese día posterior a una noche en donde estuvo muy inquieta e incluso agresiva, sus hijos (entre ellos mi madre) decidieron que habría que dar un paso muy difícil, el cual habían querido esquivar, como muchos otras familias en casos similares. Ese día se hospitalizaría a la abuelita para darle un tratamiento inicial y buscar continuar dándole cuidados en casa.

Cuando fuimos a buscarla, preparados para tal vez tener que sedarla, la encontré en el piso, para algunos será obra de un dios, para otros producto del destino y muchos más dirán que son dos eventos independientes unidos por el azar, pero justo el día que se pensaba dar ese paso difícil, mi abuela se cayó y fracturó la cadera izquierda. Tal vez pueda sonar contradictorio, irónico y hasta cruel, pero dicho evento aminoró el sentimiento de llevarla al hospital para continuar con la impregnación en este caso de halopurinol, para tal vez después, cambiarlo por algún otro.

Mi abuela fue operada antier, con éxito y es que en realidad no había nada que contraindicara la cirugía, a excepción de la demencia, esta completamente sana, sin ningún otro antecedente de importancia, de no ser de una infección en las vías urinarias.

La carga sentimental en la familia, parte fundamental en el tratamiento de los pacientes con demencia se vio aminorada por un evento traumatológico y no es que sugiera que se lastime a los ancianos para evitar la culpa del cuidador, pero creo que esto sirve de incapié para poder buscar formas en que sustentar ese paso, más allá del tratamiento de la demencia misma.

Recordemos que si bien, sabemos que la demencia en general no cuenta con un tratamiento específico aunque existen algunos sintomáticos que nos pueden ayudar y el uso de medicamentos tales como la memantina pueden ser beneficiosos en algunos casos, aunque sea temporal y parcialmente, el tratamiento del médico en esta enfermedad debe centrarse más que nada en evitar las complicaciones de la demencia, como son úlceras, infecciones, inmovilidad, etc. Pero principalmente el médico deberá centrarse en el manejo de la familia, evitando el agotamiento del cuidador, que en muchas ocasiones acaba quebrándose, abandonado por ello al enfermo, con consecuencias catastróficas, no solo para el paciente, sino también para el familiar o cuidador mismo, particularmente en la esfera Psicológica.

En este caso el evento traumatológico facilitó el proceso, lo que me ayuda a pensar que buscar eventos disntintos a la demencia, que justifiquen la hospitalización, podrá hacer más fácil a las familias la institucionalización del paciente. (no con ello digo que deba lastimarse al paciente en forma intencional, sino en buscar puntos «ancla»). Al mismo tiempo podría decir, que tristemente ayudó a que una familia (por demás unida) se hiciera más fuerte de inició, lamentablemente este caso es extraordinario, ya que me ha tocado ver casos contrarios, ahora habrá que trabajar para que ese ambiente de colaboración no se agote en unos días.