Recientemente hablaba con un muy buen amigo, el Dr. Jovan Alexander Rodríguez, quien se encuentra a cargo de la UNEME CAPASITS, me comentaba que actualmente los médicos que como él atienden pacientes afectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se encuentran preocupados por la creciente población de personas mayores de 50 años portadoras de dicho virus. Esta semana un artículo publicado en el prestigioso New England Journal of Medicine le da la razón a aquella conversación.
Mills y cols. comentan en su artículo que gracias a los grandes avances en los tratamientos antirretrovirales la población de los Estados Unidos que vive con el VIH en el 2015 será en un 50% superará los 50 años. Pero el resto del mundo no está lejos de vivir esta realidad, la cobertura que se ha dado a los pacientes infectados por el virus en el mundo ha sido tan eficaz que los países más afectados como son los del continente africano afortunadamente también han visto reducidos sus índices de mortalidad.
Sin duda son grandes noticias, pero también implican un gran reto. En general los médicos no estamos preparados para atender una población tan grande de pacientes mayores con VIH. Por ejemplo los programas de Geriatría en la gran mayoría de los países no cuenta con un lugar asignado para el VIH y es que por lo general la incidencia de esta enfermedad en dicho grupo etáreo era baja cuando se planearon la mayoría de los programas de estudio para los futuros especialistas, hoy a cargo de la población de adultos mayores.
En México, lejos de lo que podamos creer contamos con una respuesta oportuna a ese problema de salud, especialidades como la que el Dr. Jovan y yo tenemos nos dan la oportunidad de ser formados en los problemas de salud más representativos en nuestro país, es por ello que en forma casi simultánea fuimos educados para atender pacientes geriátricos y a su vez pacientes que viven con el VIH, la medicina integrada busca hacer eso exactamente, reunir la capacidad del médico en atender diferentes problemas de salud, pero no solo en el punto curativo, sino desde la prevención hasta la rehabilitación
La población de adultos mayores cuentan con un grupo de enfermedades muy particular, dentro de las cuales destacan las enfermedades crónicas no transmisibles como son la diabetes mellitus, las enfermedades cardiovasculares, osteoporosis etc. que como señalan Mills y cols. Se ven exacerbados aún en pacientes jóvenes tanto por el propio VIH como por la terapia antirretroviral, es por ello que el incremento de una población con mayor edad portadora del virus representa un punto de atención en la comunidad médica al desconocerse en muchos casos como pueden relacionarse estas con los tratamientos antirretrovirales.
Actualmente los programas de gobierno en nuestro país han focalizado la atención en prevenir el contagio en mujeres embarazadas, la atención de pacientes inmunocomprometidos, etc. y debemos reconocer que lo ha hecho bien.
En otras ocasiones he criticado las cifras de atención brindadas por nuestras autoridades, pues como médico que trabajó hasta hace 3 meses en la secretaría de salud se muy bien que tiene grandes deficiencias en la supuesta cobertura universal, pero se aceptar que si un programa ha tenido éxito ha sido la atención de pacientes que viven con el VIH para quienes en su mayoría el tratamiento sería incosteable de no ser por el subsidio gubernamental. Muchos países inclusive de primer mundo se han fijado en dichos programas.
Ahora nos encontramos ante este nuevo reto, una mayor población de personas que superan los 50 años de edad. Sin duda alguna, lo primero que debemos buscar es la prevención, es por ello que el gobierno no baja ni puede bajar en un futuro, nos gobierne quien nos gobierne, las manos en el campo de la prevención de enfermedades infectocontagiosas, particularmente el VIH y la hepatitis B muchas veces olvidad.
También debe hacer hincapié en la investigación en salud pública para conocer las características de la población y los cambios en el comportamiento de la enfermedad que pudieran existir a esta edad. Por otro lado vigilar los efectos que los medicamentos ya conocidos y los que estén por salir puedan tener en este nuevo grupo de pacientes.
Como médicos tenemos mucho que hacer, pero no podemos lograrlo solos, infectólogos, internistas, integristas, gerontólogos, geriatras, psiquíatras, psicólogos, enfermeros y nutriólogos, entre muchos formamos un grupo multidisciplinario que buscamos ayudar a los pacientes con VIH pero no contamos con los recursos ni económicos ni políticos para lograr el impacto requerido, es por ello que resulta prioritario contar con el apoyo de los gobiernos y por su puesto de la población.
Llevamos una semana de campañas presidenciales, para algunos resultará poco, pero ya es un porcentaje importante de lo que durará este período antes de que nos encontremos frente a las urnas y aún no oigo de ningún candidato una postura seria en cuanto a salud se refiere y espero no solo promesas sino planes de cómo lograrlo.
Espero como integrista oír proyectos donde mi especialidad embone, ojalá tengan en su agenda problemas como el VIH, como el envejecimiento de la población, que tomen en cuenta las enfermedades crónicas no transmisibles, pero sobre todo deseo que recuerden que la salud, la ciencia y la educación son pilares fundamentales para lograr el éxito como nación.